Comienza la cuenta atrás,
como las doce uvas del final.
Mi historia no es un simple contenedor,
sino el arca dorado que busca encender,
las oscuridades que a veces se dan.
Me tatué lo que hoy en día me atrapa.
Lo que a ratos se me escapa.
Soñé sin salirme del mapa.
Y sin estar permitido.
Trabajé en mis manos la calma.
Y dejé en tus ojos el lugar donde crece mi vida.
Descubrí la realidad como matiz de mis versos.
Como manantial que todo lo colma.