Hace tiempo que empecé a andar,
a olvidar las migas de pan.
Dejé de gatear para preguntarme por el universo del cielo.
En ocasiones dejo de escuchar al silencio
para que mis dedos dialoguen.
El frio penetra tan adentro,
que no sabes ni lo que puede esconder.
Pues no todo el mundo tenemos la misma suerte.
Cada uno poseemos nuestra propia historia.
Una mañana llega, sin que te lo esperes.
Tus sueños de ser astronauta, actriz, científico
se han roto, convirtiéndose en muros.
Crecer es cosa de valientes.
De valientes decisiones.