Lunes, 17 Febrero 2020 00:00

PEDRO DE FELIPE CONTRA ANTONIO PIÑERO (III)

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JESÚS RESUCITÓ CON UN CUERPO ETÉREO

Por Pedro de Felipe del Rey

En el tema anterior, vimos que algunos enemigos de Jesús de Nazaret aseguran que su cuerpo muerto fue puesto en un “sepulcro común” poco profundo, donde después “fue comido por las alimañas.” Es evidente que ese invento tiene la finalidad de que así el cuerpo de Jesús no pudiera resucitar, que es lo que han negado desde siempre los enemigos de Jesús y del cristianismo: la resurrección de Jesús, ya que, sin esta resurrección, no hay ninguna esperanza de salvación, ni de vida eterna para nadie. El apóstol Pablo lo dijo así:

“[…] si Cristo no resucitó, vana es vuestra fe, aún estáis en vuestros pecados. Y hasta los que durmieron en Cristo perecieron. Si sólo mirando a esta vida tenemos la esperanza puesta en Cristo, somos los más miserables de todos los hombres.” (1 Corintios 15:17-19).

Por consiguiente, para Pablo, el tema troncal de su predicación era la resurrección de Cristo y la de sus seguidores (los cristianos). Podemos observar esto en la predicación en sus viajes misioneros. Veamos, como botón de muestra, un incidente cuando llegó a Atenas con ocasión de su segundo viaje misionero realizado en los años 50-53; allí hablaba en el ágora (la Plaza) con los filósofos griegos; éste es el relato:

“Ciertos filósofos, tanto epicúreos como estoicos, hablaban con él, y unos decían: ‘¿Qué es lo que propala este charlatán?’ Otros contestaban: Parece ser predicador de divinidades extranjeras; porque anunciaba a Jesús y la resurrección.” (Hechos 17: 18). (La negrita es mía).

Por eso, vemos que, en el NT griego, la “resurrección de Jesús y de sus seguidores” (los cristianos) es un tema recurrente, del que se habla por todas partes, pues la palabra resurrección está escrita 43 veces en el NT (Léxico Griego-Español del Nuevo Testamento, por Jorge Fitch McKIBBEN, Casa Bautista de Publicaciones, tercera edición 1970).

Esa avalancha de testimonios sobre la resurrección de Jesús y de sus seguidores (los cristianos) crea un problema para los que tratan de negar la resurrección de Cristo por medio del cuento de que su cadáver desapareció en “un sepulcro común.”

Por tanto, los tres que hacen desaparecer el cadáver de Jesús (según vimos en el tema anterior), ahora cada uno da una solución a ese problema. Veremos lo que dice cada uno de los tres:

A)Antonio Piñero trata el tema de la resurrección del cuerpo de Jesús en su libro: Jesús de Nazaret. El hombre de las cien caras, pp. 284-285; pero, como él ya no puede decir que resucitó el cuero de Jesús; porque, para él, ese cuerpo desapareció en el sepulcro común, dice ahora que Jesús resucito:

Con cuerpo, aunque etéreo.”

Ahora pretende probar esto con cuatro pasajes de los evangelios, sacados de su contexto; por tanto, voy a copiar esos cuatro pasajes dentro de su contexto, tal como están en los evangelios, resaltando con letra negrita agrandada y subrayado las porciones de texto que Antonio Piñero va a extraer después, para hacer un texto seguido.

Primer pasaje (en su contexto):

“1 Pasado el sábado, ya para amanecer el día primero de la semana, vino María Magdalena con la otra María a ver el sepulcro. 2 Y sobrevino un gran terremoto, pues un ángel del Señor bajó del cielo y acercándose removió la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. 3 Era su aspecto como el relámpago, y su vestidura blanca como la nieve. 4 De miedo de él temblaron los guardias y se quedaron como muertos. 5 El ángel, dirigiéndose a las mujeres, dijo: No temáis vosotras, pues sé que buscáis a Jesús el crucificado. 6 No está aquí; ha resucitado, según lo había dicho. Venid y ved el sitio donde fue puesto. 7 Id luego y decid a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos y que os precede a Galilea; allí le veréis. Es lo que tenía que deciros. 8 Partieron ligeras del monumento, llenas de temor y de gran gozo, corriendo a comunicarlo a los discípulos. 9 Jesús les salió al encuentro, diciéndoles: Salve. Ellas, acercándose, asieron sus pies y se postraron ante El. 10 Díjoles entonces Jesús: No temáis; id y decid a mis hermanos que vayan a Galilea y que allí me verán.” (Mateo 28: 1-10). (En todos los pasajes, agrando la letra, pongo negrita y la subrayo, para que se vea bien claro en cuento del cuerpo etéreo).

Segundo pasaje (en su contexto):

“13 En el mismo día, dos de ellos iban a una aldea, que dista de Jerusalén sesenta estadios, llamada Emaús, 14 y hablaban entre sí de todos estos acontecimientos. 15 Mientras iban hablando y razonando, el mismo Jesús se les acercó e iba con ellos, 16 pero sus ojos no podían reconocerle. 17 Y les dijo: ¿Qué discursos son estos que vais haciendo entre vosotros mientras camináis? Ellos se detuvieron entristecidos, 18 y tomando la palabra uno de ellos por nombre Cleofás, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no conoce los sucesos en ella ocurridos en estos días? 19 El les dijo: ¿Cuáles? Contestáronle: Lo de Jesús Nazareno, varón profeta, poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo; 20 cómo le entregaron los príncipes de los sacerdotes y nuestros magistrados para que fuese condenado a muerte y crucificado. 21 Nosotros esperábamos que sería El quien rescataría a Israel; mas con todo, van ya tres días desde que esto ha sucedido. 22 Nos dejaron estupefactos ciertas mujeres de las nuestras que, yendo de madrugada al monumento, 23 no encontraron su cuerpo, y vinieron diciendo que habían tenido una visión de ángeles que les dijeron que vivía. 24 Algunos de los nuestros fueron al monumento y hallaron las cosas como las mujeres decían, pero a El no le vieron. 25 Y él les dijo: ¡Oh hombres sin inteligencia y tardos de corazón para creer todo lo que vaticinaron los profetas! 26 ¿No era preciso que el Mesías padeciese esto y entrase en su gloria? 27 Y comenzando por Moisés y por todos los profetas, les fue declarando cuanto a El se refería en todas las Escrituras. 28 Se acercaron a la aldea a donde iban, y El fingió seguir adelante. 29 Obligáronle diciéndole: Quédate con nosotros, pues el día ya declina. Y entró para quedarse con ellos. 30 Puesto con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. 31 Se les abrieron los ojos y le reconocieron, y desapareció de su presencia. 32 Se dijeron unos a otros: ¿No ardían nuestros corazones dentro de nosotros mientras en el camino nos hablaba y nos declaraba las Escrituras? 33 En el mismo instante se levantaron, y volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los once y a sus compañeros, 34 que les dijeron: El Señor en verdad ha resucitado y se ha aparecido a Simón. 35 Y ellos contaron lo que les había pasado en el camino y cómo le reconocieron en al partir el pan. 36 Mientras esto hablaban, se presentó en medio de ellos y les dijo: La paz sea con vosotros. 37 Aterrados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. 38 El les dijo: ¿Por qué os turbáis y por qué suben a vuestro corazón esos pensamientos? 39 Ved mis manos y mis pies, que yo soy. Palpadme y ved, que el espíritu no tiene carne ni huesos , como veis que yo tengo. 40 Diciendo esto, les mostró las manos y los pies. 41 No creyendo aún ellos, en fuerza del gozo y de la admiración, les dijo: ¿Tenéis aquí algo que comer? 42 Le dieron un trozo de pez asado, 43 y tomándolo, comió delante de ellos. 44 Les dijo: Esto es lo que yo os decía estando aún con vosotros, que era preciso que se cumpliera todo lo que está escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y en los Salmos de mí. 45 Entonces les abrió la inteligencia para que entendiesen las Escrituras, 46 y les dijo: Que así estaba escrito, que el Mesías padeciese y al tercer día resucitase de entre los muertos, 47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén. 48 Vosotros daréis testimonio de esto. 49 Pues yo os envío la promesa de mi Padre; pero habéis de permanecer en la ciudad hasta que seáis investidos del poder de lo alto.” (Lucas 24: 13-49).

Tercer pasaje (en su contexto):

19 La tarde del primer día de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se hallaban los discípulos por temor de los judíos, vino Jesús y, puesto en medio de ellos, les dijo: La paz sea con vosotros. 20 Y diciendo esto, les mostro las manos y el costado. Los discípulos se alegraron viendo al Señor. 21 Díjoles otra vez: La paz sea con vosotros. Como me envió mi Padre, así os envío yo. 22 Diciendo esto, sopló y les dijo: Recibid el Espíritu Santo; 23 a quien perdonareis los pecados, les serán perdonados; a quienes se los retuviereis, les serán retenidos. 24 Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Dijéronle, pues, los otros discípulos: Hemos visto al Señor. 25 El les dijo: Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos y ni mano en su costado, no creeré. 26 Pasados ocho días, otra vez estaban dentro los discípulos, y Tomás con ellos. Vino Jesús, cerradas las puertas, y, puesto en medio de ellos, dijo: La paz sea con vosotros. 27 Luego dijo a Tomás: Alarga acá tu dedo y mira mis manos, y tiende tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino fiel. 28 Respondió Tomás y dijo: ¡Señor mío y Dios mío! 29 Jesús le dijo: Porque me has visto has creído; dichosos los que sin ver creyeron.” (Juan 20: 19-29).

Cuarto pasaje (en su contexto):                                                                

“1 Después de esto se apareció Jesús a los discípulos junto al mar de Tiberiades, y se apareció así: 2 estaban juntos Simón Pedro y Tomás, llamado Dídimo; Natanael, el de Caná de Galilea, y los de Zebedeo, y otros dos discípulos. 3 Díjoles Simón Pedro: Voy a pescar. Los otros le dijeron: Vamos también nosotros contigo. Salieron y entraron en la barca, y en aquella noche no pescaron nada. 4 Llegada la mañana, se hallaba Jesús en la playa; pero los discípulos no se dieron cuenta de que era Jesús. 5 Díjoles Jesús: Muchachos, ¿no tenéis en la mano nada que comer? Le respondieron: No. 6 El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca y hallaréis. La echaron, pues, y ya no podían arrastrar la red por la muchedumbre de los peces. 7 Dijo entonces aquel discípulo a quien amaba Jesús: ¡Es el Señor es! Así que oyó Simón Pedro que era el Señor, se ciñó la sobretúnica – pues estaba desnudo – y se arrojó al mar. 8 Los otros discípulos vinieron en la barca, pues no estaban lejos de tierra, sino como unos doscientos codos, tirando de la red con los peces. 9 Así que bajaron a tierra, vieron unas brasas encendidas y un pez puesto sobre ellas y pan. 10 Díjoles Jesús: Traed de los peces que habéis pescado ahora. 11 Subió Simón Pedro y arrastró la red a tierra, llena de ciento cincuenta y tres peces grandes; y con ser tantos, no se rompió la red. 12 Jesús les dijo: Venid y comed. Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: ¿Tú quien eres?, sabiendo que era el Señor. 13 Se acercó Jesús, tomó el pan y se lo dio, e igualmente el pez. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitado de entre los muertos” (Juan 21: 1-14).

Ahora Antonio Piñero junta todas esas porciones subrayadas y, con ellas, hace un texto seguido,

de esta manera:

Primer pasaje (texto extraído de su contexto):

Jesús les salió al encuentro, diciéndoles: Salve. Ellas, acercándose, asieron sus pies y se postraron ante El. 10 Díjoles entonces Jesús: No temáis; id y decid a mis hermanos que vayan a Galilea y que allí me verán.” (Mateo 28:1-10).

Segundo pasaje (texto extraído de su contexto):

30 Puesto con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. 31 Se les abrieron los ojos y le reconocieron, y desapareció de su presencia. 36 Mientras esto hablaban, se presentó en medio de ellos y les dijo: La paz sea con vosotros. 37 Aterrados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. 38 El les dijo: ¿Por qué os turbáis y por qué suben a vuestro corazón esos pensamientos? 39 Ved mis manos y mis pies, que yo soy. Palpadme y ved, que el espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. 40 Diciendo esto, les mostró las manos y los pies.” (Lucas 24: 13-49).

Tercer pasaje (texto extraído de su contexto):

“19 La tarde del primer día de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se hallaban los discípulos por temor de los judíos, vino Jesús y, puesto en medio de ellos, les dijo: La paz sea con vosotros. 20 Y diciendo esto, les mostro las manos y el costado. Los discípulos se alegraron viendo al Señor.” (Juan 20: 19-29).

Cuarto pasaje (texto extraído de su contexto):                                                                

“Después de esto se apareció Jesús a los discípulos junto al mar de Tiberiades, y se apareció así […] 4 se hallaba Jesús en la playa; pero los discípulos no se dieron cuenta de que era Jesús […] 9 Así que bajaron a tierra, vieron unas brasas encendidas y un pez puesto sobre ellas y pan. 10 Díjoles Jesús: Traed de los peces que habéis pescado ahora. 11 Subió Simón Pedro y arrastró la red a tierra, llena de ciento cincuenta y tres peces grandes; y con ser tantos, no se rompió la red. 12 Jesús les dijo: Venid y comed. Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: ¿Tú quien eres?, sabiendo que era el Señor. 13 Se acercó Jesús, tomó el pan y se lo dio, e igualmente el pez. (Juan 21: 1-13) (Jesús de Nazaret. El hombre de la cien caras, p. 285).  

He ahí los cuatro pasajes hechos con pedazos

de otros pasajes más largos mostrados más arriba.

A)Es evidente que Antonio Piñero, extrayendo fragmentos sacados de sus contextos, y después juntándolos,       trata de evitar las porciones de los textos donde se dice que “Jesús resucitó de entre los muertos”. Así pretende probar que Jesús resucitó con un cuerpo etéreoeh ahí la artimaña de Antonio Piñero, para negar la resurrección del cuerpo de Cristo. Como muchos de los lectores de sus libros no comparan esos escritos con el texto de la Biblia, no se dan cuenta de la artimaña, y aplauden a Piñero como si fuera un sabio; y no ven que es un escamoteador de los textos que no le interesa que aparezcan en el relato.

  1. B) John Dominic Crossan, que (como ya vimos en el tema anterior) dice que el cadáver de Jesús fue comido por las alimañas, ahora tiene que decir cómo resucitó Jesús; pues bien, ahora resuelve el problema diciendo: “En primer lugar, la Resurrección es sólo una forma, pero no la única, de expresar la fe cristiana.” (Jesús: biografía revolucionaria, p. 178).
  1. C) Gerd Ludemann, como ya vimos en el tema anterior, dice que el cadáver de Jesús se descompuso en su tumba; ahora soluciona el problema, que supone para él la resurrección de Jesús, diciendo: “Una perspectiva de cosmovisión moderna consecuente debe decir adiós a la resurrección de Jesús como acontecimiento histórico (La resurrección de Jesús, p. 147).
  1. D) Es evidente que Crossan y Ludemann niegan de forma total la resurrección del cuerpo de Cristo; pero Antonio Piñero no se atreve a negarla; pero sigamos viendo los escamoteos que comete para probar que Jesús resucitó con un cuerpo etéreo; pretende probar esto con cuatro pasajes de los Evangelios canónicos, los cuales hemos visto más arriba. Si observamos ahora uno por uno esos cuatro pasajes, que más arriba están puestos (en su contexto), vemos cómo coge esos cuatro párrafos, sacados de sus contextos, para así probar lo que él quiere: que Jesús resucitó con un cuerpo etéreolo vemos a continuación:

1)El primer pasaje que coge Antonio Piñero es el de Mateo 28:9-10. He puesto este pasaje con letra agrandada y en negrita en su contexto, que es Mateo 28:1-10, y vemos que Piñero evita decir que “Jesús el crucificado” había resucitado y que el ángel enseña a las mujeres, “el sitio dónde fue puesto” el cadáver de Jesús; y que después el ángel dice: “decid a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos…”. Es evidente que Piñero, sin tener en cuenta todos esos datos, saca del contexto un fragmento del texto donde hay una aparición de Jesús; para Piñero, Jesús tenía ahí un cuerpo etéreo, que es lo que él quiere probar.

2) El segundo pasaje es el de Lucas 24: 30-3136-40; pero en su contexto es Lucas 24:13-49. He puesto con letra negrita y agrandada la parte extraída. Así, vemos claramente que Piñero coge dos fragmentos donde se ve que Jesús aparece y desaparece, para así probar que ahí Jesús tenía un cuerpo etéreo, que es lo que él pretende probar; por tanto, elude el contexto donde se ve que Jesús come “un trozo de un pez asado”, para probar a los discípulos que él es el mismo Jesús que habían crucificado; después les explica que él ha cumplido lo que decían las Escrituras acerca del Mesías, entre otras cosas que “al tercer día resucitase de entre los muertos,”; pero esto no interesa a Antonio Piñero; por eso lo escamotea.

3) El tercer pasaje, extraído de su contexto es Juan 20:19-20; pero, en su contexto, es Juan 20:19-29. He puesto este pasaje completo y, en él, he señalado, con letra negrita y agrandada, el fragmento extraído por Antonio Piñero. Otra vez, Piñero extrae un fragmento de ese pasaje donde Jesús aparece y desaparece; así pretende probar que Jesús tenía un cuerpo etéreo; por eso escamotea el contexto done está el episodio de Tomás a quien Jesús muestra que tiene el mismo cuerpo que estuvo clavado en la cruz.

4) El cuarto pasaje, extraído de su contexto es Juan 21:1-13; pero el pasaje completo es Juan 21:1-14. Ahora bien, aquí, Piñero se muestra como un consumado escamoteador; pues copia todo el versículo uno, luego salta y coge parte del versículo 4. Después salta al versículo 9, y coge hasta el versículo 13, y deja el versículo 14. He resaltado todo este galimatías con letra negrita y agrandada, véase en su lugar. Así observamos cómo Piñero ha eludido el texto que se opone a su teoría del cuerpo etéreo. Por eso, vuelve a coger el texto que habla de una aparición de Jesús; pero escamotea el versículo 14 donde el texto dice que Jesús resucitó “de entre los muertos”, lo cual anula al cuerpo etéreo, inventado por Piñero.

Ahora bien, la Biblia, que siempre está por encima de Antonio Piñero, dice que en el momento de la ascensión de Jesús (con su cuerpo físico, con el que había comido ante los apóstoles, según los textos de más arriba escamoteados por Antonio Piñero), los ángeles prometieron que ese mismo Jesús volverá a venir; así lo dijeron:

“Diciendo esto, fue arrebatado a la vista de ellos, y una nube le sustrajo a sus ojos. Mientras estaban mirando al cielo, fija la vista en El, que se iba, dos varones con hábitos blancos se les pusieron delante y les dijeron: Hombres de Galilea, ¿qué estáis mirando al cielo? Ese Jesús que ha sido arrebatado de entre vosotros al cielo, vendrá como le habéis visto ir al cielo.” (Hechos 1: 9-11).

La Biblia dice también que Jesús está en el cielo, como hombre, desempeñando la función de mediador:

“Porque uno es Dios, uno también el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, […].” (1 Timoteo 2:5).

Por otra parte, después de su resurrección, Jesús tenía su mismo cuerpo; pero ese cuerpo era glorioso; es decir, un cuerpo que podía entrar donde estaban los apóstoles con las puertas cerradas, según Juan 20: 26-29. Igual que ese cuerpo será el cuerpo de los salvos; porque el mismo Jesús los transformará en un cuerpo como el suyo; así lo dice el apóstol Pablo:

“Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde esperamos un Salvador: al Señor Jesucristo, que transformará nuestro humilde cuerpo conforme a su cuerpo glorioso en virtud del poder que tiene para someter a sí todas las cosas.” (Filipenses 3: 20-21).

En la actualidad, es asombroso ver cómo Antonio Piñero ha creado una “ideología religiosa” completamente al margen del cristianismo bíblico del siglo I, en la cual, se niega todo lo sobrenatural. A eso hay que añadir que Antonio Piñero no es creyente cristiano ni teólogo cristiano. Por tanto, para él, todos los escritos religiosos extrabíblicos tienen el mismo valor que los escritos cristianos del Nuevo Testamento; por eso, mezcla los escritos del NT con los escritos apócrifos, a los cuales también llama “evangelios” en un mamotreto de “672 páginas”, titulado “Todos los evangelios”. En la publicidad de este libro, se dice que contiene “todos los evangelios que han llegado hasta nosotros, tanto canónicos como apócrifos”; también contiene “los evangelios gnósticos”. “el número de evangelios conocidos y recogidos en este volumen, supera los setenta.” “En este libro, un equipo de especialistas ha abordado por primera vez la traducción íntegra a partir de las lenguas originales –latín, griego, hebreo, siriaco, copto y árabe- de todos los textos evangélicos.” Entre esos escritos, se encuentra el “Evangelio del apóstol Tomás”, que algunos llaman “El Quinto Evangelio”, poniéndole así a la altura de los Cuatro Evangelios Canónicos que están en el Nuevo Testamento.

Ahora bien, ese “Evangelio del apóstol Tomás” o “El Quinto Evangelio”, contiene una colección de 114 frases que atribuyen a Jesús de Nazaret; pero en todo ese texto no se dice nada del origen de Jesús, ni de su muerte, ni de su resurrección; es decir, ese Jesús no salva a nadie, ni se dice nada del final de su vida.

Por tanto, es muy necesario, para un cristiano, leer esas 114 frases, para así ver el valor que ese escrito tiene en comparación con los Cuatro Evangelios Canónicos. Por ejemplo, como botón de muestra, la frase 114 dice así:

“Simón Pedro les dice: Que Mariam salga de entre nosotros, pues las hembras no son dignas de la vida.

“Jesús dice: He aquí que le inspiraré a ella para que se convierta en varón, para que ella misma se haga un espíritu viviente semejante a nosotros varones. Pues cada hembra que se convierta en varón, entrará en el reino de los cielos.” (La negrita es mía).

Hay que tener muchísima ignorancia supina para tomar en serio ese escrito; pues ¿Quién puede concebir que Jesús dijera esas majaderías? Por tanto, cualquier escrito, extrabíblico, debe ser rechazado.

Con ese conglomerado de textos religiosos (llamado “Todos los evangelios”) y su Biblia modificada por él (como lo vimos en el tema II), Antonio Piñero tiene un arsenal inacabable de textos religiosos, para escribir toda suerte de escritos y libros religiosos con sólo “copiar y pegar”, y escamotear saltando versículos, como lo vemos más arriba.

Por otra parte, Antonio Piñero tiene un problema: no sabe cómo armonizar el evangelio de Juan con los tres sinópticos; pues, en un escrito que tiene colgado en Internet, dice así: “Este Jesús es incompatible con el Jesús sinóptico; no es complementario. Si se acepta a este Jesús, el de los sinópticos no es verdadero, sería apócrifo, como sostuvimos. Y a la inversa, si se acepta el Jesús de los sinópticos, el del Cuarto evangelio sería apócrifo.” “Miércoles, 28 de Julio 2010”.

A pesar de ese galimatías de Piñero, en mi libro: Jesús de Nazaret II. Su Persona y sus obras, 2013, en las páginas 209-222, hay una sinopsis de los cuatro evangelios con 373 entradas, donde el evangelio de Juan está armonizado con los otros tres sin ningún problema.

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