Este domingo, día 26, la nota festiva cultural la ha puesto la Asociación Club Taurino Los Mayorales de Colmenar Viejo, al programas y llevar a cabo la presentación de un libro de relatos, es un espacio privado, la terraza de El Gran Hostal, los espacios públicos, a excepción de la Plaza de Toros que mientras la tira o no la tira, ya ha pedido, y con lo que está cayendo se gastan unos miles de euros en un informe de un gabinete para que les diga como deteriorado está el recinto público después de tantos años de dejación en su mantenimiento, y como los taurinos locales no le aprietan, a pesar de que la normativa de la CAM permite los festejos con un aforo, que supera el número de aficionados que estuvieron presentes en muchos festejos de los últimos años, ha llegado a un acuerdo con una empresa para que de cine. Ya está la plaza convertida en un pis pas en un edificio multiuso, a la espera de poder tirar lo que le dejen y un poco más, que parece ser que ha dicho, cosas de don Jorge.
De otras cosas de cultura nada, ni en espacios abiertos, y mira que los hay buenos en este pueblo, ni en espacios cerrados; pero no todo el mundo se va a conforma, y los Mayorales con el aforo completo, mascarilla, gelhidroalcólico y distancia social organizaron la presentación del libro “Cosa de hombres” que tiene como autor a Miguel Ángel de Andrés, con prologuista a Ángel Luis Hernando y como ilustradores a José Bartolomé Tato y a Pedro Alonso Morajudo, siendo el coordinador y presentador del acto Mariano de Andrés. Nombres todos ellos de históricos de la cultura local, que saben que es importante que las personas puedan relacionarse en las terrazas de los bares y cafeterías, pero también lo es el disfrute cultural. Y eso se veía reflejado en las caras de los asistentes, entre los que encontraba la Concejala de Cultura, que aunque medio ocultas tras las mascarillas dejaban ver y reflejaban la satisfacción de que por fin la cultura siguiera viva, a pesar de los pesares.
No, que se sepa, el alcalde no apareció por el acto, y suponemos que estaría invitado, hay quienes afirman que es poco aficionado a la lectura y a los libros.
En cuanto al libro presentado y según palabras de su autor, podría ser catalogado de muchas maneras: costumbrista, autobiográfico, imaginativo o de cualquier otro género, eso lo deja decidir al lector según su parecer. En cuanto al título, dijo, que recogía lo que en esos años era una especie de mantra que justificaba muchas de los privilegios y costumbres masculinas.
También señalo que a los posibles futuros lectores los enclavaría en tres grupos: uno, el más reducido, en el que estarían los nativos locales mayores de 65 años, que querrán identificar acontecimientos y personajes que les son familiares; un segundo grupo en el que estarían vecinos que no conocieron el Colmenar del año 60 y lectores de otros lugares, que se sorprenderán de cómo era y vivía este pueblo en esos años; y un tercer grupo, el de jóvenes y niños para los que lo considerarán un libro de aventuras.
Tras el acto satisfacción general, la cultura, aunque con mascarilla y gel es posible, ¿entonces por qué aletargarla?.