En mis noches,
no corren ni el viento, ni las palabras.
Ni siquiera aparecen las musas
a las que silbo y anhelo.
Ni se las escucha,
con este fervor que las intimida.
Pero, aquí estoy yo,
al sol del astro, a su luz.
Intentando hacer milagros, a final de mes.
Encendiéndome una luz inspiradora.
Junto a una cara que vive en sus alturas y me observa.
Agotando toda luz de mi faro en miniatura.
Alumbrándome más que los rayos que irradia la luna.