Una fortificación protegida por sierras,
y asentada sobre ríos.
Un alcázar con sus secretos pasadizos
que enlazan con Iglesias y monasterios.
Una fortificación donde baja el foso
y suben las torres.
También, soy, un señorial palacio
que acoge reyes y dinastías.
Secretos y leyendas.
Testigo de enfrentamientos,
de traiciones y falsas verdades.
Pero también de triunfos y festejos.
Mis murallas son un fuerte
para proteger y defender del mal,
a la ciudad que tanto me da.
En mi torreón
puedo ser prisión de estado.
De retener entre mis muros a
nobles, políticos y piratas,
que faltan a la ley
o
traicionan al rey.
Soy, un castillo,
encantado de mostrarte mis laberintos
y mis bellas salas del trono o de la galera.
De recorrer contigo mis instancias
recubiertas de todos los sentidos.
De volar de nuevo por las historias que te regalo.
De adornar las noches y alumbrar los días.
De limpiar las huellas del pasado
De destronar princesas de cuento
y de ahuyentar grandes dragones.
Dispuesto a admirar de nuevo
mis flamantes torres
casi destruidas por la ilusión.
A mirar cómo se forma ese precioso instante
lleno de perfección alrededor de nuestra muralla.
Dispuesto a ser aquel castillo,
que esconde tanto y te deja ver tan poco.