Pero estamos en el presente y, ahora imagínate que tú eres una de esas personas con ciertos estudios, de relativa buena posición social, o con licenciatura, maestría, diplomado o un buen técnico de los que han permanecido encerrado en casa. Mientras el transportista, el barrendero de tu barrio o el basurero nocturno, el agricultor español o inmigrante, el panadero, la cajera del super o de cualquier tienda, el repartidor del gas, el empleado de la gasolinera..., todos ellos han sido indispensables y esenciales durante el confinamiento, mientras tú no lo eras.
Piensa, y nunca más te atrevas a vejar o mirar por encima del hombro a todos esos desconocidos, no seas de los que flotan en lugar de caminar. Pisa la tierra de tu entorno igual que ellos y devuelve con un gracias, una sonrisa o un saludo cuando te cruces con ellos, sé más humilde como pago por contribuir a que tu confinamiento haya salvado muchas vidas y, en las fases siguientes sé tú uno de ellos, guarda las normas y evita la propagación, en ello va tu vida y la de tus seres queridos.
José Enrique Centén Martín