Dedicado a Eneko Puigdueta Sanz, quien representa nuestro futuro.
Era especialista mecánico en dichas Felio Puigdueta Pajula nació en 1880 en Granollers, población perteneciente a la provincia de Barcelona en la comarca interior del Vallés oriental. Sus padres se llamaban Andrés y Concepción. Con treinta años de edad, en 1910, se vino a Colmenar Viejo con su esposa, Mercedes Roger Trapí, a trabajar en las nuevas instalaciones hidráulicas que el marqués de Santillana había inaugurado, cerca del río Manzanares en el lugar llamado Marmota, en la divisoria municipal entre Colmenar Viejo y El Pardo.
Fue, por lo tanto, un testigo de la transformación económica de Colmenar Viejo, de su modernización provocada, en un primer momento, por las instalaciones hidráulicas de los canales de Santillana en el río Manzanares desde 1901 y, en segundo lugar, por la extracción de la piedra llamada pórfido en canteras que se fueron explotando por parte de varias empresas mineras, entre ellas la más importante, Fomento de Obras y Construcciones, y otras como Puricelli.
Consecuencias de una denuncia
Una vez instalado el ejército vencedor de la guerra civil en Colmenar Viejo, a partir del 28 de marzo de 1939, se inició una nueva etapa bajo el mandato dictatorial del general Franco. Respecto a la parte que tenía que ver con ajusticiar a todas las personas que habían tenido relevancia durante el periodo republicano, se instaló en esta localidad, debido a ser cabeza de partido judicial, un tribunal militar que sería el encargado de sentenciar mediante consejos de guerra sumarísimos a todo aquel vecino o vecina que había sufrido una denuncia, normalmente relacionada por hechos relacionados con la etapa anterior, durante la guerra civil.
Una vecina en concreto se acercó hasta las dependencias de la casa cuartel, Crescencia Gómez del Valle, para denunciar a otro mujer el 24 de julio de 1939. La denunciada era Mercedes Roger Trapi y en sus declaraciones ante el tribunal militar y demás público puesto que eran sesiones abiertas al público, al menos en la parte de las deliberaciones, afirmó que ella no había tenido intervención en dicho arresto y a quien realmente había que preguntar era a su marido, Felio Puigdueta Pajula, ya que creía que estaba presente durante el arresto del marido de la denunciante, Pedro Jusdado Criado, el 20 de julio de 1936. Arresto que le llevó a la cárcel y acabó, un tiempo después, en asesinato. Una vez finalizado dicho consejo de guerra que acabó con una sentencia de 6 años de cárcel para Mercedes Roger Trapi, Crescencia se fue, al día siguiente, al cuartel de la guardia civil a denunciar a dicha persona en referencia a estas declaraciones. Pero esta vez, aclaraba que el denunciado se había presentado a su casa, armado con fusil, obligándoles a que dejaran la puerta de su vivienda permanentemente abierta y a las pocas horas volvió con otros milicianos para arrestarle y llevarle a la cárcel.
Felio Puigdueta Pajula fue llamado a declarar el mismo día de la denuncia ante la guardia civil donde, de forma muy escueta, negó todas las acusaciones. A pesar de ello, fue de inmediato encarcelado en la prisión de esta localidad a la espera de la celebración de su consejo de guerra.
A los pocos días, el 8 de agosto, el director accidental de la sociedad Hidráulica. Alberto Fesser Fernández, certificaba que el denunciado empezó a trabajar en dicha empresa el 29 de noviembre de 1910 y de forma continuada hasta el día de su arresto el 25 de julio de 1939.
Pero realmente hasta el 8 de septiembre de 1936 no empezaron las declaraciones pertinentes a petición del presidente del consejo de guerra, el militar Roberto Latorre con las declaraciones del jefe de Falange, A. Carmona, y el alcalde, Tomás Ariza Ibañez. Ambos coincidieron en declarar que el denunciado pertenecía al sindicato UGT y al partido Socialista, acusándole de intervenir en el arresto de Pedro Jusdado Criado, amparándose en la denuncia de su esposa así como de ocupar la vivienda incautada de Alejandro Royo-Vilanova. Pedro Jusdado y su mujer eran dueños de una tienda de tabaco, ambos considerados de derechas por los republicanos, mientras que Alejandro Royo-Vilanova era juez del partido judicial de Colmenar Viejo, profundamente conservador y monárquico, había sido arrestado por milicianos de Fuencarral cuando viajaba en la línea de autobús de esta localidad a Madrid en los días posteriores al 18 de julio y más tarde asesinado.
El 1 de octubre de 1939 declaraba por escrito el responsable de la compañía Hidráulica Santillana, Pablo Grau Vidal, que Felio Puigdueta Fajula había prestado sus servicios en la empresa con normalidad durante el mes de julio de 1936, en dichas instalaciones hidráulicas y dedicaba su horario de trabajo en la vigilancia y protección de los talleres instalados en la central hidráulica.
Hasta cinco meses después, Felio Puigdueta Fajula no volvió a declarar, esta vez delante del juez militar, el 7 de febrero de 1940, estando durante todo ese tiempo encarcelado. Ratificó ante el tribunal militar sus declaraciones anteriores que realizó en el cuartel de la guardia civil, aclarando esta vez, en su defensa “que lo de dejar la puerta abierta se lo dijo de forma amistosa ya que momentos antes le habían ordenado que tuviera la suya propia abierta pues eran las órdenes que había.”
Respecto al arresto de Pedro Jusdado comentó, en su defensa, “que era falso que siguiera vigilando su puerta ya que inmediatamente después de hablar con ella se fue a trabajar a la oficina” por lo tanto no pudo participar en su arresto. Y en relación a la acusación del alcalde Tomás Ariza dijo “he estado viviendo en la casa de Alejandro Royo pero no porque se incautaron de ella sino porque el alcalde (republicano) le facilitó las dos únicas habitaciones de la casa que ha ocupado”.
Continuaron las diligencias. Volvieron a declarar antiguos declarantes y nuevos testigos. Baldomero Ávila Rodríguez de 45 años, comerciante, Félix Ariza Gómez, de 56 años, peluquero, Francisco Ariza Ibáñez (hermano del alcalde), comerciante de 35 años, José Garayzabal de 54 años, el médico de la compañía Hidráulica de Santillana, Alejandro de la Morena de 46 años, labrador y Nicolás Colmenarejo Colmenarejo de 48 años, ganadero no aportaron ninguna novedad en sus declaraciones, insistiendo que no sabían nada del incidente.
Sin embargo, otros testigos aportaron nuevos datos incriminatorios. El primero fue la propia Crescencia Gómez del Valle quien el 25 de marzo de 1940 aclaraba que la detención de su marido fue el lunes 20 de julio entre las 18,30 h. y 19 horas. El siguiente testimonio fue de Pablo Grau Vidal, el responsable de la compañía Hidráulica quien afirmó que el día 20 de julio de 1936 se trabajó (incluido el denunciado) hasta las 18 horas y si el denunciado se hubiera ausentado de su trabajo lo hubiera sabido. La concreción de la hora fue un elemento importante para incriminar al acusado ya que hasta ahora no lo había manifestado en sus declaraciones anteriores. Con la aclaración pertinente de Pablo Grau Vidal que le vino muy bien a la acusadora, Felio Puigdueta había salido del trabajo a las 18 horas, por lo tanto pudo participar en dicho arresto entre las 18,30 h y las 19 h. Fueron datos sobrevenidos que cualquier juez actual hubiera tomado con pinzas.
Por otra parte, las vecinas de la denunciante, María Sanz Rodríguez (familiar de un asesinado durante esos días del verano y otoño de 1936) y Cecilia Gallego Jusdado afirmaron que habían visto al denunciado con otros milicianos acercarse a la puerta de la denunciante y dar golpes con armas en la mano.
Finalmente el alcalde Tomás Ariza dijo que el propio Pedro Jusdado le dijo a él y a otros personas detenidas en la cárcel “que el procesado intervino personalmente en su detención a la que siguió la muerte por lo que hay que atribuir a la detención como causa el último hecho”. Esta afirmación tan incriminatoria que el alcalde no había declarado en un primer momento, a pesar de su contundencia, dejaba en mal lugar al acusado que ya no podía defenderse en este momento del proceso.
Incoherencias del proceso
En julio de 1939 cuando se inició el sumario, los argumentos incriminatorios en contra de Felio Puigdueta Fajula eran solamente los aportados por la denunciante, muy generales en todo caso, sin precisión de datos. Pero, meses más tarde, en marzo de 1940, cuando se iniciaron los interrogatorios, aparecieron nuevos elementos, muchos más precisos. Los de Grau Vidal aclararon los horarios de trabajo del acusado (hasta las 18 horas), a continuación la denunciante precisaba la hora del arresto que no había comentado anteriormente (de 18,30 a 19 horas), unas vecinas fueron testigos pero dicen que todo ocurrió a las 17 horas, no coincidiendo con las palabras de la acusadora. Y finalmente, el alcalde Tomás Ariza fue tajante: el propio Pedro Jusdado le dijo que el denunciante le había arrestado porque se lo dijo personalmente en la cárcel.
Ninguna de estas aclaraciones no se comentaron ante la guardia civil en el inicio del expediente de acusación. Aparecieron meses más tarde para inculpar al acusado cuando tuvieron la posibilidad de decirlo a la primera ocasión, sobre todo el alcalde Tomás Ariza quien era muy sabedor de la importancia de estas declaraciones cuando él mismo participó en muchísimos casos anteriormente en consejos de guerra.
¿Fueron aportaciones reales para clarificar este proceso o fruto de una maquinación para adulterar los datos probatorios? No hubo más diligencias para aportar datos sobre la defensa del acusado. Éstas fueron las definitivas, lo que cualquier juicio actual en un sistema democrático no habría tolerado por sustancialmente parcial.
Estas aportaciones fueron el sustento del dictamen de la sentencia posterior. Empezó por el fiscal de la causa que solicitó 30 años de cárcel para el acusado mientras que el tribunal militar reunido el 20 de julio de 1940 condenó a Felio Puigdeta Fajula a lo suscrito por el fiscal, a 30 años de prisión mayor.
Felio Puigdueta Fajula salió de la cárcel de Colmenar Viejo, un año después de su arresto para ir a la cárcel de la isla de san Simón en Pontevedra.
Desde octubre de 1936 a marzo de 1943, en la Isla de San Simón, en la ría de Vigo, se estableció uno de los mayores campos de concentración y de exterminio de presos republicanos procedentes de todo el territorio español: la Colonia Penitenciaria de San Simón. En total más de 6.000 presos republicanos pasaron por la isla. Los presos, sometidos a condiciones inhumanas, estaban distribuidos en diferentes pabellones en deficientes condiciones sanitarias y de habitabilidad. En la isla no eran infrecuentes los fusilamientos masivos. Se calcula en cientos los presos políticos muertos. La isla era considerada una de los centros penitenciarios más temibles del franquismo.
Felio Puigdueta Fajula falleció en dicho centro penitenciaron el 19 de septiembre de 1941. (Últimos datos, proporcionados por la ARMH).
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Central de Marmota. Según declaraciones de los familiares de Felio Puigdueta, es uno de los presentes, en compañía del Duque del Infantado. Fotografía procedente del libro de Gregoria Villanueva Larraya: “Hidraúlica Santillana, cien años de historia.” (1995). |
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Fotografía: Archivo General e Histórico de Defensa. |
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Felio Puigdueta Fajula sentado con su esposa Mercedes Roger y sus 3 hijos de pie. Fotografía cedida por sus familiares |
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Cárcel isla de san Simón. Fotografía Xunta de Galicia. |