¿POR QUÉ RECHAZAN LAS TRANSFUSIONES DE SANGRE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ?
Pedro de Felipe del Rey
¿Por qué rechazan las transfusiones de sangre los testigos de Jehová?
© Pedro de Felipe del Rey, 2013
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Aunque esta Obra está registrada en el Registro de la Propiedad Intelectual, con la calificación de Obra científica, su autor, Pedro de Felipe del Rey, autoriza a Diego Pedrosa para que la cuelgue en Internet de la forma que él determine.
I N D I C E
IntroducciónI.- Los testigos de Jehová a favor de las transfusiones de sangre hasta 1945
II.- Los testigos de Jehová contra las transfusiones de sangre desde 1945
III.- Consecuencias del rechazo de las transfusiones de sangre
IV.- El pretendido fundamento bíblico para rechazar las transfusiones de sangre
V.- La Biblia desmonta la doctrina jehovista contra las transfusiones de sangre
INTRODUCCIÓN
1) Los testigos de Jehová (TJ en lo sucesivo) aparecieron tras haber fracasado el anunció del fin del mundo para 1914, que hizo su fundador Carlos Taze Russell.
2) El día 30 de agosto de 1914, el periódico “World de Nueva York” decía lo siguiente sobre el anuncio del fin del mundo que había hecho Russell en su libro: El tiempo ha llegado, publicado en 1889, pp. 56-57:
“ ‘En vista de esta evidencia fuerte de la Biblia’ (se refiere a los cálculos hechos por él), escribió el Rdo. Russell en 1889, consideramos como una verdad establecida que el fin cabal de los reinos de este mundo y el establecimiento completo del reino de Dios se realizarán para el fin de 1914 d. de J. C.”
3) En 1964, los TJ, en su libro “Santificado sea tu nombre”, p. 58, refiriéndose a 1914, dicen esto:
“En ese año el resto de los israelitas espirituales (Russell y su grupo) distribuyó en los Estados Unidos de Norteamérica y el Canadá más de diez millones de ejemplares del tratado, The Bible Students, tomo 6, número 1, con el artículo de primera página ‘Fin del mundo en 1914’, […].” (La negrita es nuestra).
4) Los mismos dirigentes de los TJ reconocieron, el su libro Luz I publicado en 1930, p. 195, el fracaso de ese anuncio del fin del mundo para 1914; así lo dicen:
“Todos los miembros del pueblo de Dios esperaban con júbilo el año 1914. Cuando llegó ese año y pasó, fue mucha la contrariedad, disgusto y pena de los del pueblo del Señor, […].”
5) Después de ese fracaso del fin del mundo para 1914, los TJ conservaron esa fecha como buena, y cambiaron el acontecimiento del fin del mundo que habían anunciado, y comenzaron a decir que, en 1914, Cristo empezó a gobernar en el cielo:
“Hubo gran gozo en el cielo en 1914 cuando Cristo empezó a gobernar como Rey.” (De paraíso perdido a paraíso recobrado, 1959, p. 174).
“En el año 1914 fue cuando Dios comenzó a ejercer su autoridad sobre los asuntos de la tierra por medio de su amado Hijo a quien en ese entonces puso sobre su santo trono. […].
“El trono de Dios y del Cordero está establecido en los cielos desde el año de cambio, 1914 E. C.” (Entonces queda terminado el misterio de Dios, 1971, pp. 321, 405). Y ésa es su doctrina central desde entonces.
6) Una vez visto cómo y cuándo aparecieron los TJ, pasamos a examinar su doctrina sobre las transfusiones de sangre, que es el objeto de este trabajo.
7) Por otra parte, cada TJ que lea este escrito, debe tener en cuenta que sus máximos dirigentes, llamados “el Cuerpo Gobernante” (CG en lo sucesivo), dice esto:
“La exposición de errores religiosos y la revelación de las verdades bíblicas no perturban a la persona honrada que desea servir a Dios.” (Sea Dios veraz, 2ª edición, 1955, p. 226).
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(Para este trabajo, usamos la Biblia Nácar-Colunga, edición 27ª, 1968)
Los testigos de Jehová a favor de las transfusiones de sangre hasta 1945
1) Hasta el año 1945, los TJ no tenían nada en contra de las transfusiones de sangre. En una de sus revistas, titulada Luz y Verdad, en 1934, se refieren a las transfusiones de sangre con estas palabras:
“Hoy, como todo el mundo lo sabe, las transfusiones de sangre son cosas comunes, pero siempre es necesario analizar previamente la sangre que ha de inyectarse. […]
“¿No venden muchas madres la leche que la naturaleza les dio para los hijos? Por esto no debe admirarnos que haya quienes comercien con su sangre. […] De una estadística vemos que en 1929 vendieron sangre, en los hospitales de Estados Unidos, 7.000 personas, llamadas en casos urgentes y que salvaron la vida de muchas personas que por una u otra causa habían perdido su propia sangre.
“En Inglaterra hay sociedades cuyos miembros ofrecen gratuitamente su sangre a los que la necesitan. Se habla elogiosamente de una sociedad creada en Londres y adherida a la Cruz Roja, cuyos miembros se presentan en los casos urgentes y ofrecen la sangre necesaria. La mayoría son jóvenes fuertes y sanos, de entidades diversas, que contribuyen así, en forma realmente generosa a la salvación de los enfermos o heridos. No cobran ni un centavo por su contribución, pero la sociedad los conoce y los respeta como lo merecen.” (P. 91). (La negrita es nuestra).
2) Es evidente, por esta cita, que, en aquella época, los TJ estaban completamente de acuerdo con las donaciones de sangre, incluso cobrando dinero por ellas; y en absoluto decían nada en contra de las transfusiones de sangre. Era la época del segundo presidente del Jehovismo, Rutherford, quien murió en 1942. Fue sucedido por Nathan H. Knorr (1942-1977). Bajo la presidencia de este tercer presidente, a los tres años de su mandato, es cuando el Jehovismo, dando un giro de ciento ochenta grados, lanza la prohibición de las transfusiones de sangre para todos los TJ; y lo hace, no como una decisión humana del CG (en la actualidad, está formado por ocho miembros, que son los máximos dirigentes de los TJ, cuyos nombres y foto aparece en La Atalaya, 15 Julio de 2013), sino como habiendo llegado a emitir esa prohibición por causa de una revelación; así lo relata el mismo CG:
“Desde 1945 especialmente, verdades concernientes a la sangre comenzaron a ser reveladas y desde entonces han servido como guía para todos los que respetan la ley de Dios sobre la santidad de la sangre.” (La Atalaya, 1 de Noviembre de 1964, pp. 655-656). (La negrita es nuestra).
3) Observamos que, en esta cita, se dice: “la ley de Dios sobre la santidad de la sangre”. Por tanto, el CG tiene buen cuidado de presentar esta prohibición, no como una decisión de ellos, sino por causa de una revelación para respetar la ley de Dios sobre este tema. Ahora bien, alguien podría decir: si el CG se dedicaba, desde hacía más de treinta años, a enseñar “las verdades de la Biblia” (“Sea Dios veraz”, 2ª edición, 1955, p. 219), ¿cómo no se había dado cuenta antes de esa ley de Dios? Por esto, esta prohibición no se presenta tampoco como un descubrimiento, que el CG hubiera hecho en la Biblia, lo cual podría tener dos aspectos negativos para él:
a) Aparecería como un grupo de ignorantes de la Biblia, porque no se habían enterado que, en ella, existía esa ley.
b) También serían responsables de las consecuencias nefastas y trágicas de esa prohibición.
4) Por tanto, el CG presenta esta prohibición como una revelación recibida desde 1945. Además, como esa revelación no fue recibida, según el CG, de una forma puntual, en un momento dado, sino de forma progresiva: “desde 1945”, esto les deja la puerta abierta para que, en lo sucesivo, puedan ir agregando todos los detalles que quieran a esa prohibición.
5) Por otra parte, al tratarse de una revelación, Dios es el único responsable de todos los desaguisados que esa prohibición iba a producir; los cuales, en forma de muertes trágicas y absurdas, son de dominio público. Por consiguiente, pasamos a ver la doctrina jehovista sobre el rechazo a las transfusiones de sangre, lo cual, como observaremos, en los capítulos sucesivos, nada tiene que ver con ninguna ley de Dios.
Los testigos de Jehová contra las transfusiones de sangre desde 1945
1) La Biblia prohíbe que se coma la sangre de los animales. El CG del Jehovismo saca, de esa prohibición, dos consecuencias insólitas: a) que esa prohibición también incluye las transfusiones de sangre; b) que, si una persona dona parte de su sangre, ya no puede amar a Dios con toda su alma. He aquí el razonamiento de esos genios:
“Su abarcamiento no está limitado en cuanto al tiempo, ni se le restringe a sangre de animales o al introducir la sangre en el cuerpo a través de la boca. La terminología lo incluye todo: ‘Que se mantengan libres ... de sangre.’
“Puesto que estaba prohibido el introducir la sangre de otra criatura en el propio cuerpo de uno, necesariamente sería incorrecto el dar la sangre de uno para que la transfundieran al cuerpo de otra persona. Esto está implicado en el mayor mandamiento de la Ley, que dice: ‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente.’ (Mateo 22:37) ¿Y qué está envuelto en amar a Dios con toda nuestra alma? Recuerde que en su declaración postdiluviana de la ley a Noé, Dios igualó el alma con la sangre, diciendo: ‘Solo carne con su alma – su sangre – no deben comer.’ (Génesis 9:3, 4) Más tarde volvió a declarar el principio a los israelitas: ‘La sangre es el alma.’ (Deuteronomio 12:23) No podemos sacar de nuestro cuerpo parte de esa sangre, que representa nuestra vida, y todavía amar a Dios con toda nuestra alma, porque hemos quitado parte de ‘nuestra alma – nuestra sangre – ‘ y la hemos dado a otra persona.” (La Sangre, la Medicina y la Ley de Dios, Brooklyn, New York, U. S. A., Watchtower, 1977, pp. 7-8).
2) Por consiguiente, el CG, apoyándose en este erudito y sabio razonamiento suyo, decreta que se viola la “ley de Dios” si se introduce en el cuerpo cualquier componente de la sangre, “para sostener la vida”; porque eso es como si se consumiera la sangre; éstas son las palabras del CG:
“Al progresar la investigación médica, se han producido métodos por los cuales la sangre puede ser separada en sus partes componentes. Los médicos pueden usar plasma en vez de sangre íntegra. Los glóbulos rojos se pueden usar aparte del plasma, y las proteínas del plasma pueden ser separadas para tratamiento especializado.
“¿Violan la ley de Dios estos procedimientos médicos que envuelven el uso de sangre? ¿Es incorrecto el sostener la vida por medio de administrar una transfusión de sangre o plasma o glóbulos rojos u otras de las partes componentes de la sangre? ¡Sí! La ley que Dios le dio a Noé hizo ilegal el que cualquier persona comiera sangre, es decir, la usara para alimentación o para sostener la vida. Puesto que esto es incorrecto en el caso de sangre de animales, es aún más reprensible en el caso de sangre humana. La prohibición incluye ‘sangre alguna’ (Levítico 3:17) No afecta al asunto el hecho de que la sangre no se introduzca en el cuerpo por la boca sino por las venas. Tampoco tiene valor el argumento de que no se puede clasificar con la alimentación intravenosa porque su uso en el cuerpo es diferente. El hecho es que provee nutrición al cuerpo para sostener la vida.” (Id. pp. 13-14) y (LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ Proclamadores del Reino de Dios, 1993, p. 145). (La negrita es nuestra).
3) Por fin, el CG pensante, pensando por todos los TJ con antelación, les advierte:
“No van a pensar que si almacenan alguna de su propia sangre para transfusión, ésta va a ser más aceptable que la de otra persona. Saben que Dios exigía que la sangre vertida se derramara en el suelo. Tampoco van a pensar que una infracción ligera, como el almacenar por breve período de tiempo alguna sangre en una jeringa cuando se saca de una parte del cuerpo para inyectarla en otra parte, es de alguna manera menos objetable que almacenarla por un período de tiempo más largo.” (La Sangre, la Medicina y la Ley de Dios, pp. 14-15).
4) Más adelante, contestando a preguntas de los lectores, en La Atalaya del 15 de junio del 2004, p. 29, sobre los componentes de la sangre, parece que dejan la decisión, de aceptar algún componente de ella, a que cada uno decida según su propia conciencia; así lo dice el CG:
“Preguntas de los lectores
“¿Aceptan los testigos de Jehová fracciones menores de sangre?
“La respuesta fundamental es que los testigos de Jehová no aceptamos sangre. Creemos firmemente que la ley de Dios sobre la sangre no está sujeta a reformas para adecuarla a opiniones cambiantes. No obstante, surgen cuestiones nuevas porque ahora la sangre puede procesarse y es posible extraer cuatro componentes principales y fracciones de estos componentes. A la hora de decidir si los acepta, el cristiano no debe pensar únicamente en los posibles beneficios y riesgos médicos. Debe interesarle saber lo que dice la Biblia y el posible efecto en su relación con el Dios todopoderoso.
“[…].
“En nuestro días, pocas personas pensarán que han de tener en cuenta las leyes del Dios todopoderoso si el médico les recomienda administrarse sangre. Obviamente, los testigos de Jehová deseamos vivir, pero nos hemos comprometido a obedecer la ley de Jehová sobre la sangre. ¿Qué implica eso en vista de los procedimientos médicos actuales?
“Cuando se generalizaron las transfusiones de sangre completa, después de la II Guerra Mundial, los testigos de Jehová comprendimos que estaban en contra de la ley de Dios, y así lo seguimos creyendo. No obstante, la medicina ha ido cambiando con el tiempo. En la actualidad, la mayoría de las transfusiones no son de sangre completa, sino de uno de sus componentes principales: 1) glóbulos rojos, 2) glóbulos blancos, 3) plaquetas o 4) plasma (suero sanguíneo), la parte líquida. Dependiendo del estado del paciente, los médicos podrían prescribirle glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas o plasma. Las transfusiones de los componentes principales permiten que una sola unidad de sangre sirva para varios pacientes. Los testigos de Jehová sostenemos que aceptar tanto sangre completa como alguno de estos cuatro componentes básicos violan la ley de Dios. […].
“Ahora bien, dado que es posible asimismo obtener fracciones de los componentes sanguíneos principales, surgen algunas preguntas sobre tales facciones. Cómo se usan, y qué debemos analizar los cristianos cuando hayamos de tomar una decisión al respecto?
“La sangre es compleja. Hasta el plasma, constituido por agua en un 90%, transporta una gran cantidad de hormonas, sales inorgánicas, enzimas y nutrientes, incluidos minerales y azúcar. También trasporta proteínas, como la albúmina, factores de coagulación y anticuerpos para combatir las enfermedades. Los expertos aíslan y usan muchas de las proteínas del plasma. Por ejemplo, a los hemofílicos, que sangran con facilidad, se les suministra el factor de coagulación VIII. Y a las personas expuestas a determinadas enfermedades, puede que los médicos les receten inyecciones de gammaglobulina extraída del plasma sanguíneo de personas ya inmunizadas. Hay otras proteínas del plasma a las que se dan usos médicos, pero las que se han mencionado sirven para ilustrar cómo un componente sanguíneo principal (el plasma) puede procesarse para obtener fracciones.
“Igual que pueden extraerse diversas fracciones del plasma, es posible procesar los demás componentes principales de la sangre (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas) a fin de aislar las partes más pequeñas. Por ejemplo, de los glóbulos blancos pueden obtenerse los interferones y las interleuquinas, que se emplean en el tratamiento de algunas infecciones virales y de algunos tipos de cáncer. Las plaquetas se procesan con el fin de extraer un factor para la cicatrización de las heridas. Y se avecina la aparición de otros medicamentos elaborados (al menos inicialmente) con fracciones de los componentes de la sangre. Esos tratamientos no implican transfusiones de componentes sanguíneos principales; por lo general conllevan el uso de partes o fracciones de ellos. ¿Podríamos aceptar los cristianos estas fracciones como tratamiento médico? No podemos dar una respuesta. La Biblia no da detalles, por lo que los cristianos debemos tomar ante Dios nuestra propia decisión en conformidad con nuestra conciencia.
“Algunos rechazan todo derivado sanguíneo (incluso las fracciones cuyo propósito es proporcionar inmunidad pasiva temporal al paciente). Así es como entienden el mandato de Dios de ‘abstenerse de sangre’. Razonan que la ley dada a Israel exigía que la sangre que salía de una criatura se ‘derramara sobre el suelo’ (Deuteronomio 12:22-24). ¿Por qué es pertinente este punto? Pues bien, para preparar la gammaglobulina, los factores de coagulación elaborados a partir de la sangre, etc., hay que recoger y procesar la sangre. Por tanto, algunos cristianos rechazan esos productos, igual que rechazan las transfusiones de sangre completa o de sus cuatro componentes principales. Debe respetarse su postura sincera y acorde con su conciencia.” (La negrita es nuestra)
5) Cuatro años después, el CG vuelve a decir lo mismo; estas son sus palabras:
“9 Es obvio que el Cuerpo Gobernante del siglo I entendía que la sangre es sagrada y que su uso indebido es un pecado tan grave como la idolatría o la fornicación. Hoy seguimos fieles a esa postura. Cuando afrontamos asuntos relacionados con el uso de la sangre, examinamos los principios bíblicos para tomar una decisión que agrade a Dios.
“LA SANGRE EN LA MEDICINA
“10 Por respeto al mandato ‘sigan absteniéndose […] de sangre’, los testigos de Jehová nos negamos a donar sangre, recibir transfusiones o almacenar la propia sangre para reinyectarla más tarde. Y tampoco aceptamos ninguno de sus cuatro componentes principales: glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas y plasma.
“11 Hoy es común subdividir dichos componentes en fracciones que reciben diversos usos. ¿Deberíamos considerarlas ‘sangre’? ¿Podemos aceptarlas? Esta es una decisión personal.” (Manténgase en el amor de Dios, p. 74, 2008). (La negrita es nuestra).
6) Como acabamos de ver, en esos dos escritos, de los años 2004 y 2008, hablan de la sangre en tres niveles; por tanto, resumimos y organizamos esos textos, para ver con claridad lo que dicen en cada uno de esos tres niveles:
Primer nivel:
Las transfusiones de sangre completa.
Segundo nivel:
Las transfusiones de los cuatro componentes básicos de la sangre, que son: glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas, y plasma.
7) El CG rechaza las transfusiones de sangre completa y de esos cuatro componentes básicos de ella, so pretexto de que esas transfusiones violan la ley de Dios; así lo dice:
“Los testigos de Jehová sostenemos que aceptar tanto sangre completa como alguno de esos cuatro componentes básicos violan la ley de Dios. […].” (La Atalaya del 15 de junio del 2004, p. 29). (La negrita es nuestra).
“Los testigos de Jehová nos negamos a donar sangre, recibir transfusiones […]. Y tampoco aceptamos ninguno de sus cuatro componentes principales: glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas y plasma.” (Manténgase en el amor de Dios, 2008, p. 74). (La negrita es nuestra).
Tercer nivel:
Cada uno de los cuatro componentes principales de la sangre se puede subdividir en “fracciones”. Así lo cuenta el CG:
“La sangre es compleja. Hasta el plasma, constituido en agua en un 90%, trasporta una gran cantidad de hormonas, sales inorgánicas, enzimas y nutrientes, incluidos minerales y azúcar. También transporta proteínas, como la albúmina, factores de coagulación y anticuerpos para combatir las enfermedades. Los expertos aíslan y usan muchas de las proteínas del plasma. Por ejemplo, a los hemofílicos, que sangran con facilidad, se les suministra el factor de coagulación VIII. Y a las personas expuestas a determinadas enfermedades, puede que los médicos les receten inyecciones de gammaglobulina extraída del plasma sanguíneo de personas ya inmunizadas. Hay otras proteínas del plasma a las que se dan usos médicos, pero las que se han mencionado sirven pata ilustrar cómo un componente sanguíneo principal (el plasma) puede procesarse para obtener facciones.
“Igual que puede extraerse diversa facciones del plasma, es posible procesar los demás componentes principales de la sangre (glóbulo rojos, glóbulos blancos y plaquetas) a fin de aislar las partes más pequeñas. Por ejemplo, de los glóbulos blancos pueden obtenerse los interferones y las interleuquinas, que se emplean en el tratamiento de algunas infecciones virales y de algunos tipos de cáncer. Las plaquetas se procesan con el fin de extraer un factor para cicatrización de las heridas. Y se avecina la aparición de otros medicamentos elaborados (al menos inicialmente) con fracciones de los componentes de la sangre. Estos tratamientos no implican transfusiones de componentes sanguíneos principales; por lo general conllevan el uso de partes o fracciones de ellos. ¿Podríamos aceptar los cristianos estas fracciones como tratamiento médico? No podemos dar una respuesta. La Biblia no da detalles, por lo que los cristianos debemos tomar ante Dios nuestra propia decisión en conformidad con nuestra conciencia.
“Algunos rechazan todo derivado sanguíneo (incluso las fracciones cuyo propósito es proporcionar inmunidad pasiva temporal al paciente). Así es como entienden el mandato de Dios de ‘abstenerse de sangre’. Razonan que la ley dada a Israel exigía que la sangre que salía de una criatura se ‘derramara sobre el suelo’ (Deuteronomio 12:22-24). ¿Por qué es pertinente este punto? Pues bien, para preparar la gammaglobulina, los factores de coagulación elaborados a partir de la sangre, etc., hay que recoger y procesar la sangre. Por tanto, algunos cristianos rechazan esos productos, igual que rechazan las transfusiones de sangre completa o de sus cuatro componentes principales. Debemos respetar su postura sincera y acorde con su conciencia). (La Atalaya del 15 de junio del 2004, p. 29). (La negrita es nuestra).
“Hoy es común subdividir dichos componentes en fracciones que reciben diversos usos. ¿Deberíamos considerarlas ‘sangre’? ¿Podemos aceptarlas? Esta es una decisión personal.” (Manténganse en el amor de Dios, 2008, p. 74). (La negrita es nuestra).
8) Es evidente que, según el CG, cada TJ sólo puede decidir según su conciencia en lo tocante a aceptar o rechazar las “fracciones” extraídas de los cuatro componentes principales de la sangre. Ahora bien, el mismo CG dice (como vemos más arriba):
“[…], algunos cristianos rechazan esos productos, igual que rechazan las transfusiones de sangre completa o de sus cuatro componentes principales.”
9) Diciendo eso, el CG influye en la decisión que pueda tomar un TJ, según su conciencia, para que rechace esas “fracciones” como el CG indica que han hecho “algunos cristianos”.
10) Por otra parte, además de lo tratado en esos tres niveles, tenemos que considerar lo que dice el CG sobre los:
“PROCEDIMIENTOS MÉDICOS QUE IMPLICAN EL USO DE LA PROPIA SANGRE DEL PACIENTE; que son los siguientes: Recuperación de sangre, Hemodilución, Circulación extracorpórea, Diálisis, Parche hemático epidural, Plasmaféresis, Marcaje, Gel plaquetario autólogo (es decir, hecho de la propia sangre del paciente).
Refiriéndose a esos Procedimientos, el CG hace una pregunta y contesta él mismo:
“¿Por qué es una cuestión de conciencia aceptar o rechazar ciertos procedimientos médicos en los que se emplea la propia sangre del paciente?
“Aunque los cristianos no donan sangre ni aceptan que se almacene la suya para transfundírsela después, algunos procedimientos o pruebas en los que se emplea la propia sangre del paciente no están claramente en contraposición con los principios bíblicos. Por lo tanto, cada persona debe decidir según su conciencia si aceptará o rechazará ciertos tipos de procedimientos médicos que impliquen el uso de su propia sangre.
“Cuando vayamos a tonar esas decisiones, preguntémonos lo siguiente: ‘Si desviaran parte de mi sangre fuera de mi cuerpo e incluso llegara a interrumpirse su flujo durante un tiempo, ¿me permitirá la conciencia educada por la Biblia considerarla aún parte de mí, de modo que no fuera necesario derramarla en el suelo? (Deu. 12:23, 24). ¿Tendría la conciencia tranquila si durante un procedimiento médico extrajeran parte de mi sangre, la modificaran y la devolvieran a mi cuerpo? ¿Tengo presente que rechazar todos los procedimientos médicos que implican el uso de mi propia sangre significa que rechazo tratamientos como la diálisis o el uso de una bomba de circulación extracorpórea? ¿He analizado bien este asunto y he orado antes de tomar una decisión?” (Nuestro ministerio del reino, noviembre de 2006, pp. 4, 6). En esa misma obra, p. 5, hablando de las fracciones, el CG dice: Nota: Actual mente existen algunos factores de coagulación sintéticos, es decir, que no proceden de la sangre.” (Pero no da ninguna explicación sobre ellos).
11) Ahora bien, donde está el verdadero problema para un TJ es cuando tiene, por ejemplo, un accidente de circulación, y necesita urgentemente una transfusión de sangre completa; entonces se dejará morir antes que aceptar esa transfusión (ya lo han hecho muchos); y antes que el hospital y los jueces tengan tiempo de intervenir; porque ésa es la doctrina del CG sobre las transfusiones de sangre, como vamos a ver a continuación.
Capítulo III
Consecuencias del rechazo de las transfusiones de sangre
1) El CG ha conseguido, a lo ancho de la Tierra, y a lo largo del tiempo, más muertos que una epidemia, como podemos observar en sus propios escritos y en los medios de comunicación. En efecto, en su revista “¡Despertad!” del 22 de mayo de 1994, ha puesto, en la portada, las fotos de 26 adolescentes y, debajo de ellas, un recuadro que dice: “Jóvenes que pusieron a Dios en primer lugar”; pero ¿qué hicieron esos jóvenes para poner “a Dios en primer lugar”? En las páginas sucesivas, vemos que lo que hicieron fue rechazar una transfusión de sangre. Eso es así, porque el CG dice:
“El ser humano no debe sostenerse la vida con sangre de otra criatura.” (Los testigos de Jehová y la cuestión de la sangre, Brooklyn, New York, U. S. A., Watchtower, 1977, p. 16).
2) La misma revista “¡Despertad!”, citada más arriba, en su p. 2, dice:
“En el pasado, miles de jóvenes murieron por poner a Dios en primer lugar. En nuestros días la historia se repite, solo que ahora tiene como escenarios los hospitales y los tribunales, y como desencadenante, la cuestión de las transfusiones de sangre.” (La negrita es nuestra).
3) Hemos podido comprobar eso el día 15 de septiembre de 2013 preguntando en Google: “¿Ha muerto algún testigo de Jehová por rechazar una transfusión de sangre?” La respuesta fue que aparecieron 28 pantallas del ordenador, con diez entradas cada una, llenas de discusiones sobre testigos de Jehová muertos por rechazar una transfusión de sangre; y gran cantidad de litigios en los tribunales de diferentes países, sobre todo en Estados Unidos, por esa misma causa. En algunos países, los tribunales han dado la razón a los TJ, porque la Constitución de esos países no permite que el Estado pueda quitar la libertad individual de una persona mayor de edad, si ésta se niega a recibir una transfusión de sangre, con lo cual se produce la muerte del TJ, después de interminables litigios por los tribunales de justicia y por los hospitales.
4) He aquí, algunos ejemplos (como botón de muestra), de esa maraña de casos debatidos por los tribunales y por los hospitales, a los cuales nos referimos en el punto precedente:
En Puerto Rico:
“En una decisión dividida e histórica, el Tribunal superior de Puerto Rico determinó hoy (no se da esta fecha) que cualquier ciudadano puede rechazar, por escrito, tratamiento médico, aunque ello pueda ocasionar su muerte.
“El Tribunal Supremo opinó que tanto la Constitución de Puerto Rico, como la de Estados Unidos, protegen el derecho de las personas a rechazar tratamiento médico sin sujeción a condición de salud alguna y aun cuando ello pudiera ocasionar su muerte.
[…].
“La opinión está arraigada a una historia peculiar. La vida y la muerte de un hombre, Víctor Hernández Laboy, quien en 2004 juró ante notario que no recibiría transfusión de sangre alguna, ni la suya, en caso de necesitarla, como parte de las creencias de la Congregación de los Testigos de Jehová, a la que pertenecía.
“Pero en junio de 2005, tras un accidente automovilístico, Hernández enfrentó la necesidad de sangre en el Centro Médico de Río Piedras. Su abogado de inmediato objetó con el documento firmado por la víctima. Sin embargo, con la intervención de su esposa, que no era de la misma iglesia, el Tribunal de Primera Instancia en Humacao permitió la transfusión, aunque días después falleció.”
En Rusia:
“El 2 de febrero de 2011:
“Un tribunal ruso multó a una mujer por rechazar la prescripción facultativa de administrar transfusiones sanguíneas a su hijo de cinco años. La decisión de la mujer resultó en la muerte del niño en el hospital. La sentencia judicial supone el primer precedente de este tipo en el país.
“La confesión religiosa de los testigos de Jehová prohíbe estrictamente las transfusiones sanguíneas al considerarlas como un pecado y, los médicos no pueden administrar un tratamiento sin el consentimiento de un paciente. Muchos padres testigos de Jehová tampoco permiten bajo ningún concepto que se transfunda sangre a sus hijos. En algunos casos, los tribunales invalidad temporalmente la patria potestad de los padres, pero esto no es posible lograrlo en casos de emergencia.
“Tal ha sido el caso de Natalya Podlozhevich y su hijo en la región rusa de Khanty-Mansi (en los Urales). En febrero de 2010, el niño fue trasladado al hospital en un estado crítico que requería una transfusión sanguínea. Natalya no concedió la autorización, a pesar de que los médicos le advirtieron que al no autorizarlo estaría poniendo en peligro la vida de su hijo. Sin el tratamiento adecuado, el niño murió a los dos días.
“La oficina del fiscal abrió un caso contra la madre por dejar a una persona dependiente en peligro. El miércoles, un tribunal la encontró culpable y fue condenada a pagar una multa.”
En España:
“Los Testigos de Jehová no podrán oponerse a las transfusiones a sus hijos.
“El fiscal general Torres-Dulce establece las pautas de actuación ante la negativa a transfusiones de sangre y otras intervenciones urgentes y graves a menores de edad.
“Madrid, 6 octubre 2012.
“La Fiscalía General del Estado ha establecido en una circular dirigida a todos los fiscales que los Testigos de Jehová no podrán oponerse a que sus hijos menores de edad reciban transfusiones de sangre en situaciones urgentes en las que peligre su vida, ya que en estos casos el médico podrá aplicar directamente el tratamiento sin necesidad de acudir ante un juez.”
Por las mismas fechas que redactábamos este escrito, sucedió, en España, esto:
“Muere testigo de Jehová que se negó a transfusión de sangre.
“Fue intervenida a tiempo tras sufrir un accidente de tránsito, pero murió por una hemorragia porque su religión no permite la transfusión sanguínea.
“(EFE). Una testigo de Jehová, de 61 años, falleció en Sevilla por negarse a recibir una transfusión de sangre tras sufrir un accidente de tránsito, lo que le produjo la muerte por hemorragia pese a haber sido intervenida a tiempo en un hospital.
“La víctima, de quien solo se ha difundido sus iniciales M. C. R. B., sufrió ayer un accidente de tránsito en la autovía Sevilla-Cádiz a la altura de los Palacios (Sevilla), lo que le produjo una hemorragia peritoneal y laceraciones de hígado y bazo.
“Luego de ser trasladada en un helicóptero al hospital de Valme, los médicos la operaron de urgencia y consiguieron solventar sus lesiones. Sin embargo, la mujer falleció a los pocos minutos de salir del quirófano por exsanguinación o falta de sangre.
“La Guardia Civil ha abierto una investigación y el hospital ha dado parte al juzgado de guardia de Sevilla, han informado de fuentes del caso.
“La mujer, testigo de Jehová, había firmado un documento de voluntades anticipadas en el que rechazaba expresamente recibir cualquier tipo de transfusión sanguínea debido a sus convicciones religiosas.” (El Comercio, Sevilla, 09-09-2013).
Capítulo IV
El pretendido fundamento bíblico para rechazar las transfusiones de sangre
1) Como el CG dice que la prohibición sobre la sangre “no está limitada en cuanto al tiempo”, él también expone esta doctrina en una publicación suya sin fecha de edición, para que, así, tampoco esté limitada en el tiempo. Por otra parte, sobre el insólito argumento de que una persona que haya donado parte de su sangre, ya no puede “amar a Dios con toda su alma”, por haber donado parte de ella a otra persona a través de una transfusión, podríamos preguntar, al CG, ¿cómo puede “amar a Dios con toda su alma” un TJ que haya perdido, en un accidente, la misma cantidad de sangre que otra persona haya donado para una transfusión? Como los sabios individuos del CG ya han pensado en todo y por todos, nos responden esto:
“El cuerpo humano mismo está equipado maravillosamente, no sólo para actividad rutinaria, sino también para enfrentarse a emergencias. Si hay pérdida de sangre, el cuerpo del individuo normal está listo para enfrentarse a la situación. Se usan abastecimientos de reserva de fluido del cuerpo para aumentar el volumen fluido de la corriente sanguínea, y el tuétano y el bazo actúan para compensar por la pérdida de glóbulos sanguíneos.” (La sangre, la Medicina y la Ley de Dios, Brooklyn, New York, U. S. A., Watchtower, s. f. p., p. 45).
2) Vemos que, con ese absurdo razonamiento del amor a Dios, lo único que enseñan esos individuos, a sus seguidores, es que ellos no pueden amar a Dios constantemente con toda su alma; porque, ¿cuál será el TJ que no pierda en algún momento alguna gota de su sangre? Además, si el organismo actúa, en una emergencia, “Si hay pérdida de sangre”, para compensar por esa pérdida, ¿por qué no va a suceder igual si la pérdida de sangre ha sido por donar parte de ella para una transfusión? En ambos casos, el organismo recuperará de la misma forma la pérdida de sangre que haya tenido, y la persona en cuestión ya podrá otra vez “amar a Dios con toda su alma”. Por tanto, es evidente que, con dicho argumento, lo único que enseñan es que nadie puede amar a Dios constantemente con toda su alma; porque, en cuanto una persona pierda parte de su sangre en un accidente, hasta que el organismo la vuelva a recuperar, habrá una bajada de tensión en el amor a Dios, porque falta parte del alma (de la sangre). ¿Y qué decir de las TJ? Según esa filosofía profunda del CG, ellas nunca pueden amar a Dios con toda su alma constantemente, sino periódica e intermitentemente; su amor a Dios es algo así como unos dientes de sierra, con subidas y bajadas de intensidad. Parece que ese CG es algo así como una cuadrilla de humoristas, que se carcajean a costa de sus seguidores.
3) Por otra parte, observamos cómo asimilan el hecho de comer sangre al hecho de introducirla por las venas, cuando dicen: “No afecta al asunto el hecho de que la sangre no se introduzca en el cuerpo por la boca sino por las venas” (véase cap. II, punto 2). Esta asimilación es un error craso, porque una transfusión es un transplante de un tejido líquido; por tanto, cuando se introduce sangre por una vena, ésta queda en el organismo y no se digiere, igual que si transplantan, a alguien, un riñón, por ejemplo; pero, si una persona se come la sangre o un riñón, esto se digiere y no queda en el organismo; pero, parece que lo que el CG quiere es mártires: TJ que mueran por la causa jehovista, para demostrar, a los demás TJ y a los ingenuos, que ellos son más cristianos que nadie.
4) Por otra parte, los TJ llevan una tarjeta (del tamaño de una tarjeta de visita) con una leyenda que dice:
“AVISO ninguna transfusión de sangre. Como cristiano, temeroso de Dios, y como creyente en su Palabra, la Biblia: Pido, por medio de la presente, que no se me dé sangre en ninguna forma, clase o circunstancia, ni aun bajo peligro de muerte, por ser un mandato divino. […]."
5) Esto es la enseñanza del CG, cuando dice que la sangre no debe meterse en el cuerpo, ni por la boca ni por una vena, para que no sirva para mantener la vida:
“¿Es incorrecto el sostener la vida por medio de administrar una transfusión de sangre o plasma o glóbulos rojos u otras de las partes componentes de la sangre? ¡Sí!". (Véase Cap. II, punto 2).
6) Así, pues, si, cuando hay que poner una transfusión, para “sostener la vida”, se enseña, a un TJ, que eso no debe hacerse, se le está enseñando que tiene que dejarse morir, o dejar morir a otra persona; y el TJ así lo hace; pues así lo han hecho muchos TJ. (Véase cap. III, punto 1).
7) También vemos cómo iguala, el CG, la sangre de los animales con la sangre humana, para que ambas queden incluidas en la prohibición de comer sangre; he aquí su enseñanza:
“Puesto que esto es incorrecto en el caso de sangre de animales, es aún más reprensible en el caso de sangre humana. La prohibición incluye ‘sangre alguna’ (Levítico 3:17).” (La Sangre, la Medicina y la Ley de Dios, p. 14). (La negrita es nuestra).
8) Ahí está el fundamento del CG para negar las transfusiones de sangre: en asegurar que la prohibición que hace la Biblia para que los israelitas no comieran sangre de animales, incluye también sangre humana:
“¿Aplica a la sangre humana también esta debida aversión a la sangre?
“Sí. Y eso es completamente entendible, puesto que la ley de Dios prohibía consumir ‘cualquier clase de sangre’, ‘sangre de toda clase de carne.’ (Levítico 17:10, 14)”. (Los Testigos de Jehová y la cuestión de la sangre, Brooklyn, New York, U. S. A., Watchtower, 1977, pp. 9-10). (Esas dos palabras: clase de, las ha añadido el CG en su Biblia, llamada: Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras.
9) Tan importante es, para los TJ, que esa prohibición de comer sangre de los animales se refiera también a la sangre humana, que el CG no tiene ningún inconveniente en falsificar su Biblia agregando esas dos palabras: “clase de”; y, como si eso no fuera suficiente, el CG vuelve a la carga, para afirmar, a cara descubierta, que esa prohibición se refiere a la “sangre humana” y a la “sangre animal”; así lo afirma:
“[…] la Biblia exige lo siguiente: El ser humano no debe sostenerse la vida con la sangre de otra criatura. (Génesis 9:3, 4) Cuando se quita la vida a un animal, la sangre que representa esa vida debe ser ‘derramada,’ debe ser devuelta al Dador de Vida. (Levítico 17:13, 14) Y, como decretó el concilio apostólico, los cristianos deben ‘abstenerse de sangre,’ lo cual aplica tanto a la sangre humana como a la sangre animal.- Hechos 15:28, 29.” (Id., p. 16). (La negrita es nuestra).
10) Observamos que la base en la cual se funda toda la argumentación del CG, para rechazar las transfusiones de sangre, consiste en afirmar que la prohibición de comer sangre de los animales incluye también la “sangre humana”. Este es radicalmente el punto que hay que aclarar; porque, si la Biblia no incluye, en la prohibición de comer sangre de los animales, la “sangre humana”, entonces, toda la doctrina jehovista contra las transfusiones de sangre, se cae por su base. Aclarar esto es concluyente para determinar si esa doctrina jehovista tiene una base bíblica o es un invento del CG. Por esto, lo que dice la Biblia sobre la prohibición de comer sangre de los animales debe estar bien claro en la mente de cualquiera antes de hablar de este tema con un TJ; porque de este punto depende que toda la doctrina del CG se mantenga o se derrumbe por su base. En efecto, si la prohibición de la Biblia no incluye la “sangre humana”, se acabó esta doctrina del CG tan siniestra para los TJ. Así que pasamos a estudiar este punto en la Biblia.
La Biblia desmonta la doctrina jehovista contra las transfusiones de sangre
1) En varios pasajes del Antiguo Testamento, y del Nuevo Testamento, se halla la prohibición de comer sangre, He aquí las palabras de esta prohibición en el AT y en el NT:
“[…]: ‘No comeréis la sangre de carne alguna, […]’.” (Levítico 17:14).
“[…] que se abstengan […] de sangre.” (Hechos 15:20).
2) Ahora bien, si sólo tomásemos estos textos fuera del contexto en que se prohibió comer sangre en el AT, del cual pasó al NT, nos quedaríamos sin enterarnos del verdadero alcance de esta prohibición, con lo cual cualquier desaprensivo podría señalarnos los límites de la misma a su conveniencia, que es lo que hace el CG respeto a todos sus seguidores. Por tanto, para tratar el tema de esta prohibición adecuadamente, tenemos que remontarnos a la primera vez que Dios habló de lo que debía comer el hombre, y comenzar desde allí nuestro estudio, sin enredar las cosas (como las enreda el CG), y fundándonos sólo en la Biblia, puesto que los TJ pretenden que su doctrina sobre este asunto es completamente bíblica.
3) En el principio, Dios señaló, al hombre, una alimentación que no incluía ninguna clase de carne:
“Dijo también Dios: ‘Ahí os doy cuantas hierbas de semilla hay sobre la haz de la tierra toda, y cuantos árboles producen fruto de simiente, para que todos os sirvan de alimento’.” (Génesis 1:29).
4) Después, cuando iba a llegar el diluvio, Dios dividió los animales en dos grupos: “puros” e “impuros”. Noé debía introducir en el arca “siete parejas” de los primeros, y una pareja de los segundos; y ésta era “para que viva la raza sobre la haz de la tierra toda”. Éste es el relato:
“De todos los animales puros toma dos setenas, machos y hembras, y de los impuros, una pareja, macho y hembra. También de las aves del cielo dos setenas, machos y hembras, para que viva la raza sobre la haz de la tierra toda.” (Génesis 7:2-3).
5) Cuando terminó el diluvio, Dios dijo, a Noé, que sacara del arca los animales que habían estado allí encerrados durante el diluvio, para que se multiplicaran sobre la tierra:
“‘Saca también contigo a todo viviente y a toda carne: aves, bestias y todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra; llenad la tierra, procread y multiplicaos sobre ella’.” (Génesis 8:17).
6) Entonces, autorizó Dios que el hombre comiera carne; pero le prohibió que comiera la sangre; éste es el relato de cómo lo dijo Dios a Noé:
“Cuanto vive y se mueve os servirá de comida; y asimismo os entrego toda verdura. Solamente os abstendréis de comer carne con su alma, es decir, su sangre.” (Génesis 9:3-4).
7) Puesto que de los animales “impuros” sólo se había guardado, en el arca, una pareja, para que viviera “la raza sobre la haz de la tierra toda”, y, cuando acabó el diluvio, se los sacó del arca para que se multiplicaran sobre la tierra y, además, no se dice que se hubieran multiplicado en el arca durante el diluvio, es evidente que, cuando acabó éste, sólo había “una pareja” de cada “raza” de animales “impuros” y “siete parejas” de animales “puros”. Esto demuestra que Noé y su familia no podían comer nada más que de los animales “puros”; porque en cuanto hubieran comido un solo animal “impuro”, su “raza” se habría extinguido. Por esto, no podían comer de los animales “impuros”, porque sólo fueron guardados en el arca para perpetuar su “raza”.
8) Por tanto, vemos que, cuando acabó el diluvio, había dos grupos de animales, además de los hombres:
a) Los animales “impuros”, de los que no se podía comer nada.
b) Los animales “puros”, de los cuales se podía comer la carne; pero no la sangre.
c) Los hombres, de los cuales, Dios dijo entonces que no se mataran entre sí; por estar hechos a imagen de Dios:
“El que derrame la sangre humana, por mano de hombre será derramada la suya; porque el hombre ha sido hecho a imagen de Dios.” (Génesis 9:6).
9) Así, pues, es evidente que el hombre forma un grupo aparte de los otros dos grupos de animales; porque el hombre fue hecho a imagen de Dios, como se dijo en Génesis 1:26-27.
10) Más tarde, cuando Dios puso sus leyes por escrito por medio de Moisés, dio una ley para distinguir entre estos dos grupos de animales (“puros” e “impuros”):
“Yavé habló a Moisés y Aron, diciendo: ‘Hablad a los hijos de Israel y decidles: He aquí los animales que comeréis de entre las bestias de la tierra. (Aquí continúan los artículos de esta ley para diferenciar esos dos grupos de animales, y el capítulo termina así):
“Esta es la ley referente a los cuadrúpedos, las aves, todos los seres vivientes que se mueven en las aguas y todos los que reptan sobre la tierra, para que distingáis entre lo puro y lo impuro, entre lo que puede y lo que no puede comerse.”
(Levítico 11:1-2, 46-47).
11) Por consiguiente, por medio de esta ley, los animales vuelven a quedar divididos en dos grupos: “puros” e “impuros”, como en los tiempos de Noé; pero el hombre vuelve a quedar al margen de esos dos grupos de animales. Veamos lo que dice Dios de cada uno de esos dos grupos de animales, cuando da sus leyes por medio de Moisés:
a) En lo que se refiere a los animales “impuros”, se ve claro que estaba prohibida su consumición en todas sus partes (carne y sangre) como alimento, incluso la prohibición incluía el hecho de tocar sus cadáveres:
“No comeréis su carne ni tocaréis sus cadáveres; serán inmundos para vosotros.” (Levítico 11:8).
b) Por lo que concierne a los animales “puros”, cuya carne sí se podía comer, Dios vuelve a prohibir que se coma la sangre de ellos:
“Todo hombre de entre los hijos de Israel, o de los extranjeros que habitan en medio de vosotros, que cazare un animal o un ave puros, verterá la sangre y la cubrirá de tierra; porque la vida de toda carne es la sangre; en la sangre está la vida. Por eso he mandado yo a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de carne alguna, porque la vida de toda carne es la sangre; quien la comiere será borrado.” (Levítico, 17:13-14).
c) Por lo que toca al hombre, éste vuelve a quedar excluido de esos dos grupos de animales “puros” e “impuros”, y, lo mismo que Dios había prohibido que se lo matara en tiempos de Noé (Génesis 9:6), vuelve ahora a prohibirlo otra vez en el Decálogo, diciendo:
“No matarás.” (Éxodo 20:13).
12) Como acabamos de ver (en el punto 11, b), la prohibición de comer la sangre de un animal lleva implícita la autorización de matarlo y verter su sangre; por lo que es evidente que el hombre y su sangre no tienen nada que ver en estos asuntos. Por tanto, acerca del hombre (que no está incluido en esos dos grupos de animales “puros” e “impuros” – insistimos en este hecho -), Dios vuelve a prohibir que se lo mate (Éxodo 20:13), como lo había prohibido en tiempos de Noé (Génesis 9:6). Por esto, prohibir comer la sangre del hombre equivaldría a rebajarlo al nivel de los animales “puros”, que se los podía matar y comer su carne, a condición de derramar su sangre y cubrirla “de tierra”, como hemos visto en Levítico 17:13-14. Exactamente lo contrario de lo que Dios dice referente a la sangre del hombre: que no se derrame (Génesis 9:6); esto es, que no se lo mate (Éxodo 20:13).
13) Podemos resumir, en esta tabla, lo que venimos diciendo sobre dichos tres grupos:
Grupo 1º |
Grupo 2º |
Grupo 3º |
Animales “impuros”: prohibido comerlos (Levítico 11:8, 46-47). |
Animales “puros”: se come su carne; prohibido comer su sangre (Levítico 17:13). |
El hombre: prohibido matarlo (Génesis 9:6 y Éxodo 20:13). |
14) Llegados aquí, hacemos las siguientes observaciones:
a) La Biblia prohíbe comer los animales del grupo 1º por ser impuros.
b) De los animales del grupo 2º, se puede comer su carne; pero no su sangre.
c) Por tanto, el CG del Jehovismo comete una atrocidad al incluir en la prohibición de comer la sangre de los animales del grupo 2º, el hecho de comer la sangre de los seres del grupo 3º, cuando dice:
“¿Aplica a la sangre humana también esta debida aversión a la sangre? Sí.” (Véase cap. IV, puntos 8-9). (La negrita es nuestra).
d) Una vez, que el CG ha igualado la prohibición de comer sangre de los animales con la sangre humana, pues dice: “[…], los cristianos deben ‘abstenerse de sangre’, lo cual aplica tanto a la sangre humana como a la sangre animal.” (Véase el cap. IV, punto 9).
e) Después de igualar la sangre humana con la sangre animal, también iguala el hecho de comer la sangre con el hecho de introducirla en el cuerpo por las venas; así lo dice:
“No afecta al asunto el hecho de que la sangre no se introduzca en el cuerpo por la boca sino por las venas” (véase cap. II, punto 2).
15) Así, con esas dos falacias, el CG tiene todos los ingredientes para prohibir las transfusiones de sangre; veamos:
Primera falacia: la prohibición de comer sangre de los animales incluye la sangre humana.
Segunda falacia: es igual introducir en el cuerpo la sangre por la boca como por las venas.
Por tanto, la prohibición de comer sangre de los animales por la boca es igual a meter sangre humana en el cuerpo por una vena; es decir, por una transfusión de sangre, lo cual está prohibido por la Biblia, según el CG.
16) Así, con esas dos falacias, el CG engaña a todos los TJ y al mundo entero; porque la prohibición de comer sangre no incluye la sangre de los seres del grupo 3º; por tanto, al incluir al hombre en el grupo 2º, lo rebaja al nivel de los animales del grupo 2º, a los que se podía matar y comer su carne, a condición de no comer su sangre (Levítico 17:13-14).
17) Por tanto, como el hombre no pertenece a ese grupo 2º de animales, nada tiene que ver el hombre con esa prohibición de comer sangre; y, por consiguiente, nadie puede rechazar una transfusión de sangre, para salvar una vida, ya sea recibiendo o donando sangre; porque, de lo contrario, si impide una transfusión, dejará que una persona muera, lo cual es contrario a la voluntad de Dios, que no quiere que muera ni siquiera un impío; así lo dice por medio del profeta Ezequiel:
“Diles: por mi vida, dice el Señor, Yavé, que no me gozo en le muerte del impío, sino en que se retraiga de su camino y viva.” (Ezequiel 33:11).
Ahora ya podemos responder a la pregunta de la portada: ¿Por qué rechazan las transfusiones de sangre los testigos de Jehová?
La respuesta es: porque sus dirigentes, llamados “El Cuerpo Gobernante”, los engañan manipulando lo que dice la Biblia sobre la prohibición de comer sangre de los animales, diciéndoles que la Biblia se refiere también a la sangre humana, y que es igual introducir en el cuerpo sangre por la boca como introducirla por una vena.
Ya es hora de que las autoridades de todos los países intervengan y pongan coto a esas falacias del CG y de sus engañados seguidores, todos los TJ, para que cesen de producir muertes, y de revolver los hospitales y los Tribunales del mundo entero.
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Además, toda la Sociedad WATCHTOWER es una gran falacia; porque, en 1914, no pasó nada de lo que dice el CG, lo cual está indicado en la Introducción, punto 5; como dejé probado documentalmente en un libro de quinientas páginas, aparecido en 1974, titulado: “El Reino de Dios empezó en 1914”, que es lo que dice el CG. Llegan a esa fecha de 1914, falsificando la Biblia y la Historia. Era la época del tercer presidente, Sr. Knorr; precisamente el que prohibió las transfusiones de sangre. Crucé varias cartas con él, las cuales van en el libro, con fechas: 18-03-1973, 30-04-1973, 15-06-1973, 26-12-1973. Cuando le acusé de estar engañando al mundo si no probaba la veracidad de sus cálculos para llegar a 1914, ésta fue su respuesta:
“Enero 4, 1974.
“La presente es para dejarle saber que se ha recibido su carta reciente dirigida al Sr. Knorr y se ha notado con cuidado sus declaraciones y el tono de su carta.
Sinceramente.”
(Sello de la Watchtower).
Por consiguiente, no se trata sólo del engaño de rechazar las transfusiones de sangre, sino también del gran fraude que es toda la Watchtower.