Ocho de cada diez enfermedades del futuro, entre las que se encuentran el cáncer, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, estarán relacionadas con el tipo de vida que llevemos
De acuerdo con varias publicaciones científicas, la esperanza de vida de las generaciones futuras decrecerá como consecuencia de unos malos hábitos alimentarios. Mantener una buena dieta, una actividad física moderada y una rutina de sueño adecuada son algunos de los factores que más pueden contribuir a extender no solo los años de vida, sino también su calidad. En paralelo, los hábitos contrarios están relacionados “con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, obesidad, determinados tipos de cáncer o alzhéimer y otro tipo de demencias, que merman notablemente la calidad de vida de la persona y de su entorno”, argumenta la doctora Lourdes Tomás, especialista en enfermedades cardiovasculares. ¿Qué hacer para vivir más y mejor? Lo contamos a continuación.
Cada vez son más los estudios que apuntan hacia el estilo de vida como la mejor manera de prevenir y superar las enfermedades futuras. Un reciente informe publicado en The BMJ afirma que las mujeres norteamericanas que siguen unos hábitos de vida saludables viven hasta 10 años más que las que no lo hacen. Además, ocho de cada diez enfermedades del futuro estarán relacionadas con el estilo de vida que llevemos, según el doctor Ramón Gomis, endocrinólogo y director de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Y si hacen falta más datos, baste recordar que, solo en 2017, 11 millones de personas fallecieron debido a factores de riesgo asociados con la dieta, y se perdieron 255 millones de años de vida, de acuerdo con un estudio publicado en The Lancet en abril de 2019.
Descansar, meditar, realizar alguna actividad física, escoger alimentos nutricionalmente buenos o dar un paseo al salir del trabajo son algunas de las rutinas que pueden ayudarnos a mantener un estilo de vida adecuado, como lo es planificarse un horario que poder seguir, para evitar sentirse perdido y sin saber qué hacer. Un conjunto de hábitos “que debe promoverse desde la infancia y fomentarse en la escuela”, apunta el doctor Gomis, que destaca siete aspectos por encima de todos:
1. Cuidar la nutrición
“Adquirir buenos hábitos nutricionales consiste en ingerir una proporción de alimentos que nos permita un desarrollo adecuado y la prevención de enfermedades como las cardiovasculares, la obesidad y la diabetes”, afirma Gomis. Un objetivo para el que pueden resultar beneficiosas dietas como la DASH o la mediterránea, caracterizada por el consumo frecuente de fruta, verdura y hortalizas (se recomiendan cinco raciones diarias como mínimo); legumbres y cereales (mejor integrales) en algunas comidas; un aporte medio de carne blanca o pescado (tres raciones semanales); y un bajo consumo de carne roja (una vez por semana). También resulta beneficioso consumir grasas saludables como el aceite de oliva, el aguacate, los frutos secos y el pescado azul, entre otros alimentos.
2. Realizar actividad física
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la práctica de 150 minutos semanales de una actividad física moderada (caminar a paso ligero, por ejemplo) o 75 minutos de actividad física intensa, como salir a correr, nadar rápido o practicar un deporte competitivo como el tenis, el baloncesto o el fútbol. “El sedentarismo se ha convertido en uno de los factores de riesgo más importantes para desarrollar enfermedades como cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, obesidad, cáncer de mama y de colon y diabetes, entre otras”, sostiene la doctora Lourdes Tomás. El ejercicio, además, genera resistencias contra el mal de Alzheimer, contribuye a una mejoría de la hipertensión o la diabetes, reduce el riesgo de depresión, aumenta la salud ósea y mejora el pronóstico en pacientes con cáncer de mama.